PRINCIPALES PATOLOGÍAS DE PIE QUE TRATAMOS
Pisada Pronadora y Supinadora
Son pocas las personas que conocen la forma en la que pisan y caminan. No le dan importancia, hasta que tienen dolor y no solamente en los pies, también en tobillos, rodillas, espalda baja, e inesperadamente enfrentan a la vez otros malestares sin que sepan a ciencia cierta qué los origina.
Es por estas razones que se hace necesario conocer bien nuestra pisada, pero no de manera estática, sino a través de un diagnóstico dinámico, profesional, computarizado y sin margen de error, cuyos resultados nos orientarán para prevenir lo mismo que para corregir algunos de los problemas más comunes en nuestra pisada, los que en un determinado momento pueden llegar a alterar seriamente nuestra salud.
Pisada pronadora (pie en valgo)
Una forma de saber si tenemos pisada pronadora es observar cuando estemos de pie frente a un espejo. Si nuestro arco casi desaparece por la presión que ejercen nuestros tobillos al ir “hacia adentro” de forma más que pronunciada y acabamos con las rodillas prácticamente pegadas, es que hay una hiperlaxitud de músculos y tendones, lo que ocasiona evidentemente el desplome o vencimiento de la bóveda del arco. Ante esta sintomatología no hay duda, entramos de lleno en esta clasificación.
Por si fuese poco, este tipo de pisada provoca que la distribución del peso sea desequilibrada y evidentemente ocasiona también un mayor impacto al pisar, caminar y correr, lo mismo que una falta de alineación natural en toda la estructura ósea, que por todo lo anterior presentará gran tensión, principalmente en la zona lumbar o de espalda baja, propiciando en algunos casos hasta bursitis en la cadera, así como dolor en articulaciones: rodillas, tobillos y pies. Además también puede haber molestias y dolor en el Tendón de Aquiles, el que pasa por atrás del tobillo y es el tendón más fuerte de todo el cuerpo, dolencia que no debemos confundir con tendinitis.
Cuando se tiene este tipo de alteración en la pisada, el calzado se desgasta visiblemente mucho más en la parte interna del pie, del lado del tacón y del empeine.
Pisada supinadora (pie en varo)
La pisada en supinación es todo lo contrario a la que vimos anteriormente. Al caminar los pies impulsan el cuerpo hacia adelante y el pie gira hacia afuera, dándole mayor impulso a la parte delantera, donde están los dedos. Específicamente los dedos pequeños, los que invariablemente tendrán mayor acción al momento del desplazamiento. Generalmente este tipo de pisada es característica de las personas que tienen pie rígido y las piernas ligeramente arqueadas, quienes cuando juntan los tobillos, no logran unir las rodillas.
Al pisar de esta manera, se añade una carga de tensión mayor en los músculos y tendones de la pantorrilla. La presión se sustenta básicamente en el área externa del pie, lo que redundará en un visible desgaste del calzado particularmente en esa zona. Los problemas de salud que ocasiona este tipo de pisada son, entre otros: fracturas por estrés, en ocasiones calambres, esguinces repetidos, deformaciones y también callosidades.